Pasado un cuarto de siglo desde la Declaración de Salamanca y más de una década después de haber sido declarada la educación inclusiva como un derecho humano fundamental (ONU, 2006), las escuelas en nuestro país siguen sin haber trasladado toda esa agenda a las prácticas que afectan al alumnado. En este capítulo mostramos un amplio marco de acción basado en evidencias científicas internacionales que avalan la educación inclusiva, que a su vez es un derecho básico e irrenunciable. Esta es la base desde la cual generamos un análisis crítico y propositivo para conectar la formación inicial de los docentes y la necesaria transformación de las prácticas escolares.