Las distintas vicisitudes por la que atraviesa el patrimonio escultórico religioso de Málaga en los siglos XIX y XX impiden un estudio exhaustivo de sus obras idiosincráticas puesto que muchas de ellas desaparecieron junto con buena parte de la documentación acreditativa. Este hándicap condiciona toda investigación específica sobre bienes en particular al quedar circunscrita únicamente a registros fotográficos, elementos complementarios o referencias marginales. El silencio documental se amplía hacia autorías concretas y cronologías exactas que, sin embargo, nunca han sido tratadas de manera explícita por la historiografía, abundando las atribuciones anónimas –cuando no peregrinas por inverosímiles– y la datación en función de arcos temporales amplios.
Aún a pesar de las dificultades, esos testimonios citados permiten recomponer algunos episodios de un proceso creativo amplio en el que destacan piezas gracias a sus interesantes grafías, por reinterpretar tendencias asentadas en el imaginario colectivo o por seguir procederes acostumbrados. En esta línea, el acercamiento a las representaciones pasionistas ha de incidir en el conjunto de Nazarenos que, a lo largo de la diócesis, fueron objeto de veneración desde el siglo XVIII y que quedaron amparados desde la Edad Moderna a juicio de las órdenes religiosas y cofradías penitenciales.
Este estudio tiene por objetivo analizar a partir de los citados testimonios una serie de obras que concuerdan en un prototipo escultórico genuino que alcanza su máximo sentido cual simulacro sacro en las procesiones de semana santa.