Frente a lo que habitualmente se considera, los geógrafos e historiadores antiguos que han tratado los sucesos
peninsulares entre finales del siglo III y el I a.C. –en este caso Polibio y Estrabón–, siguen siendo muy útiles para
explicar algunas de las características de las comunidades hispanas, particularmente las ibéricas, en un momento de
redefinición de aquéllas tan trascendental como el que nos ocupa.
Así, en el presente trabajo se ponen encima de la mesa algunos ejemplos de cómo analizar la información geográfica
y etnográfica que nos trasmiten, que está lejos de ser un mero estereotipo cultural. De ellos cabe deducirse
que las fuentes antiguas son fundamentales si queremos al menos entrever los procesos de transformación y los nuevos
papeles que cumplen las etnias ibéricas y turdetanas no sólo de reajuste puramente militar, sino también geopolítico,
dentro del nuevo modelo de dominación implantado por Roma. Los cambios en la delimitación de Iberia o
Turdetania que se pueden observar en el relato polibiano, o el caso de los stolati estrabonianos son ejemplos paradigmáticos
en este sentido.