La relación entre trabajo y tecnología ha condicionado históricamente las condiciones materiales en que las relaciones laborales deben desarrollarse, en especial en relación a la seguridad y salud de las personas trabajadoras. Las nuevas formas de trabajo tienen asociados nuevos riesgos profesionales para la salud de las personas trabajadoras.
Este paradigma implica que cambios sustanciales en las relaciones laborales tanto de tipo organizativo, material y funcional, requieren un nuevo marco protector para la salud en el entorno profesional. Existen riesgos emergentes, para los que los sistemas de protección de la salud no están bien diseñados, que requieren cambios normativos profundos.