La obesidad infantil constituye un problema de salud pública de primera magnitud, ya que determina en muchos casos la obesidad en la edad adulta, asociada con algunas de las enfermedades de mayor mortalidad, morbilidad y discapacidad.
La vigilancia de la obesidad infantil es una actividad de gran relevancia porque permite monitorizar la prevalencia de la misma, así como la deteción de cambios y de ese modo facilita las intervenciones en prevención.
Sin embargo, la vigilancia de la obesidad infantil es compleja porque no existen unos criterios diagnósticos homogéneos para su diagnóstico. Hay disponibilidad de múltiples punto de corte de índice de masa corporal (IMC) que hacen estimaciones muy diferentes, y este hecho provoca confusión acerca de la verdadera prevalencia de la obesidad infantil.
La Oficina para la Región Europea de la Organización Mundial de la Salud (OMS) puso en marcha la Childhood Obesity Surveillance Initiative (COSI) con el objetivo de armonizar una metodología y criterios para el diagnóstico y vigilancia de la obesidad infantil en Europa. España participó en esta iniciativa desde su comienzo a través del estudio ALADINO (Vigilancia del Crecimiento, Alimentación, Actividad Física, Desarrollo Infantil y Obesidad), y ha producido información en cuatro sucesivas recogidas de datos.
Además del estudio ALADINO, existen otras iniciativas de vigilancia de la obesidad infantil en España. La más reciente es el Estudio PASOS (Physical Activity, sedentarism, lifestyles and obesity in Spanish youth), auspiciado por la Gasol Foundation.
A pesar de todos estos recursos de vigilancia es necesario tratar de armonizar los criterios de diagnóstico para poder optimizar las actividades de prevención de la obesidad infantil.