El campo de los estudios de traducción ha presenciado un creciente interés en la literatura poscolonial y los desafíos que plantea a los traductores. Estos desafíos incluyen lidiar con contextos culturales desconocidos, lidiar con matices lingüísticos y negociar múltiples identidades dentro del proceso de traducción. Asimismo, la universidad debe formar ciudadanos que sean agentes de cambio para la mejora social, por lo que debe contribuir a subvertir los circuitos hegemónicos de productos culturales. De hecho, se impone la realidad de los circuitos migratorios y cada vez hay más escritores de identidad híbrida, por lo que no se trata solo de romper con el sesgo de trabajar con textos británicos y estadounidenses, sino que las demandas del mercado editorial así lo imponen.