La enfermedad de Parkinson (EP) es un trastorno neurodegenerativo que afecta a
la acción motora del cuerpo humano causando rigidez muscular, temblores involuntarios o
deterioro del equilibrio, entre otros síntomas. Aunque esta enfermedad fue descubierta
hace más de 200 años, a día de hoy, los factores que la causan siguen siendo, en su mayoría,
desconocidos. Esto implica que no exista una cura a esta enfermedad, sino diferentes
tratamientos y terapias que se han ido desarrollando para mejorar la calidad de vida de los
pacientes que sufren de EP.
Los tratamientos más utilizados son el farmacológico y el quirúrgico. El tratamiento
quirúrgico más empleado se denomina electroestimulación cerebral profunda (ECP). En él,
se implantan unos electrodos en el encéfalo que estimulan la corteza de los ganglios
basales a través de un neuroestimulador. El neuroestimulador es el encargado de enviar
una señal eléctrica determinada a los electrodos. Este proyecto se basa en el montaje de
un neuroestimulador experimental capaz de enviar las mismas señales eléctricas de salida
que uno real en la práctica clínica.