La proliferación de noticias falsas se ha convertido en un preocupante problema en la sociedad actual, con consecuencias que van desde la influencia en la opinión pública hasta el impacto en la toma de decisiones políticas y sociales (Gómez-Calderón, 2020; Tandoc et al., 2021). Además de ello, sus efectos han quedado demostrados en otros ámbitos como la educación, ciencia, economía, comunicación o sanidad (Tandoc et al., 2018; Canavilhas et al., 2019; Sánchez-García, 2021; Ho et al., 2022). Un ejemplo destacado es la pandemia de la Covid-19, en la que se han difundido numerosas noticias falsas y teorías conspirativas relacionadas con el origen, tratamiento y prevención del virus (López-Martín et al., 2021; Pérez-Curiel y Casero-Ripollés, 2022).
En este sentido, las redes sociales han facilitado el incremento exponencial de la presencia de contenidos fraudulentos en la Red, dada a la rápida y masiva difusión que permiten estas vías (Míguez-González, 2023). Por su parte, los estudios sobre fake news y desinformación se han convertido en un campo de investigación en expansión en la última década, especialmente en el campo del periodismo (García-Marín, 2021; Raponi et al., 2022; García-Marín y Salvat-Martinrey, 2022).
El objetivo de esta comunicación estriba en determinar, a través de un análisis de contenido, las características y rasgos formales de los bulos verificados por Maldita.es, Newtral, EFE Verifica y Verificat -únicas plataformas de fact-checking españolas integradas en la International Fact-Checking Network (IFCN)- durante 2022. Dado el elevado volumen de contenidos verificados a lo largo de un año, se seleccionó mediante un muestreo aleatorio simple un total de 120 noticias falsas.