El establecimiento de la Santa Hermandad por parte de los Reyes Católicos
supuso la transformación del sistema de ingresos extraordinarios de la Corona de Castilla.
Los servicios entregados por la Cortes fueron remplazados por una estructura financiera
sustentada sobre el nuevo pacto fiscal establecido entre el trono y los municipios. El principal
pilar de este sistema fue la transferencia de la gestión de los ingresos extraordinarios a las
ciudades. En este artículo abordamos algunos de los principales aspectos de esta medida,
así como sus relevantes consecuencias, que trascendieron el estricto campo de la fiscalidad y
tuvieron un papel clave en el proceso de construcción del Estado castellano.