Los afloramientos carbonáticos situados en regiones de alta montaña constituyen reservas estratégicas de agua subterránea, con implicaciones directas en la conservación ambiental de los ecosistemas dependientes y en la planificación hidrológica. Ello obliga a una actualización y profundización del conocimiento hidrogeológico de estas áreas, más aún en el escenario de cambio climático. En el marco del Convenio firmado entre la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y el Centro de Hidrogeología de la Universidad de Málaga (BOE nº 271, de 12 de noviembre de 2021) se están llevando a cabo investigaciones hidrogeológicas en la Sierra de Segura (con mayor detalle en el sector central del macizo -Campos de Hernán Pelea-) y en los relieves circundantes. Se trata de un área de aproximadamente 3.000 km2 de superficie en la divisoria hidrográfica natural entre las demarcaciones hidrográficas del Guadalquivir y del Segura. Estos relieves están formados mayoritariamente por dolomías y calizas del Mesozoico, permeables por fracturación y karstificación, cuyo drenaje natural tiene lugar de manera preferente por manantiales, que alcanzan caudales elevados. Dos de las surgencias más destacadas son Aguamula y Aguasnegras, localizadas en la cabecera del río Guadalquivir, ambas asociadas al contacto mecánico entre carbonatos del Cretácico Superior y materiales de baja permeabilidad del Terciario.