Juan Temboury Álvarez nació en 1899 en el seno de una familia de burguesía comercial malagueña, estrato social que no se caracterizaba precisamente por su interés o amor por el Arte y el Patrimonio histórico artístico. Contra todo pronóstico, Temboury se distinguió durante la mayor parte de su vida por la defensa a ultranza de estos valores culturales y artísticos. Interés que mantuvo firmemente hasta su fallecimiento en 1965. Gracias a su participación en el negocio familiar, él y a su familia pudieron vivir más que dignamente, por lo que su relación con el Patrimonio siempre estuvo alejada de cualquier interés crematístico.
El hecho de que su vida transcurriese durante la primera mitad del siglo XX y parte de la siguiente, unido a su actividad pública lo convirtió en un actor destacado y a veces protagonista de la Historia de Málaga de esa época.
En su aproximación al mundo del Arte y el Patrimonio tuvo dos principales mentores, Emilio Baeza Medina y Ricardo Orueta Duarte que le facilitaron el acceso a las sociedades culturales, tanto de la ciudad como del país. Así fue su ingreso como miembro de varias Academias de Bellas Artes.
La actividad cultural de Temboury fue en incremento a partir de 1933 en que comenzó su participación en la recuperación de todo el Conjunto Arquitectónico de la Alcazaba y Castillo de Gibralfaro de Málaga.
Su vida fue transcurriendo entre la valoración de su labor en el ámbito nacional y “el ninguneo” al que fue sometido por las grises y mediocres “fuerzas vivas” de Málaga.
La vida de Juan Temboury Álvarez y el apasionante y doloroso espacio histórico en que esta ocurrió. Porque sin ello hubiese sido imposible entender los hitos histórico-artísticos en los intervino o generó.