El problema que la investigación propuesta pretende abordar es cómo la discriminación por cuestiones de género contra la población trans incide en un posible comportamiento delictivo, motivado por circunstancias económicas apremiantes. Todavía existe una marcada una seria diferencia sobre el tratamiento del delito. Por lo general, pensamos (y afirmamos, en muchas ocasiones) que la población heterosexual es susceptible de conductas criminales debido a la carencia de servicios básicos u otras necesidades sociales. En cambio, no podemos afirmar o comprobar (al menos hasta la conclusión de este trabajo) que la población trans ejecute delitos por las mismas circunstancias. Sin embargo, los estigmas y tendencias discriminatorias tienen mucha relevancia en el comportamiento criminal de este grupo desprotegido, que se ve obligado a recurrir al delito para intentar mantener un nivel de vida que le permita no sólo sobrevivir y subsistir, sino también ser aceptado en una sociedad que no tolera pensamientos discrepantes y que concibe una idea equivocada sobre el respeto a la identidad de género.