Entre de los retos planteados en la iniciativa Horizonte 2020 de la Unión Europea y en la Agenda 2030, se marcan objetivos de especial de interés como el desarrollo de energías limpias, seguras y eficientes o la implantación de un transporte inteligente, ecológico e integrado. Es por ello por lo que la investigación, el desarrollo y la innovación en tecnologías que permitan la obtención de energías con estas características se encuentran en un aumento continuado en las últimas décadas. La transversalidad, en el tejido socioeconómico, del uso de esta energía limpia, la convierte en pieza fundamental en cualquier estrategia para la reducción de emisiones de dióxido de carbono.
En los últimos años, dentro de esta área de investigación, han suscitado un gran interés las aplicaciones relacionadas con accionamientos eléctricos multifásicos. Estos presentan ciertas características especiales que los hacen ofrecer unas prestaciones más competitivas que sus homólogos trifásicos. Estos últimos han sido utilizados tradicionalmente en todo tipo de aplicaciones. Sin embargo, la necesidad de energías más limpias, de equipos con mayores potencias y mejores prestaciones en eficiencia y fiabilidad, requieren plantear soluciones innovadoras.
En este contexto, las máquinas multifásicas son reconocidas como una solución de alto potencial. Su reducción de potencia total por fase, su capacidad de operar en escenarios posfalta y la posibilidad de presentar menores pérdidas en el cobre, las hacen de especial interés. Además, esta comparación pone de manifiesto que las corrientes involucradas en la conversión de energía presentan un menor contenido armónico y generan menor rizado en el par de la máquina. Hoy por hoy, ya son muchas las aplicaciones que utilizan accionamientos eléctricos.