Si hubiera que mencionar las características fundamentales de los materiales, parcialmente inéditos, de lo que podría haber sido la segunda edición del Diccionario de autoridades (da2 1770-1829), diríamos que (1) es tesaurizante, al conformar su inventario por aluvión: arcaísmos, dialectalismos, voces técnicas, de germanía, derivados...; (2) es pancrónico, pues los arcaísmos conviven con las voces del español de la época, las novedades léxicas, los préstamos...; (3) es palimpséstico, pues en los manuscritos intervienen infinidad de participantes, que redactan, comentan, suprimen, tachan o añaden información sobre lo que el copiante transcribió en pri- mera instancia; (4) es filológico, gracias a la incorporación como autoridades de nuevas obras, no sólo contem- poráneas a los académicos, también otras de épocas pasadas que hasta entonces les resultaban desconocidas; y (5) es el eslabón perdido entre la primera edición (1726-39) y al menos las seis primeras del drae (1780, 1783, 1791, 1803, 1817 y 1822) (vid. Carpi - Carriscondo 2021). Estos rasgos (muy especialmente el palimpséstico) condicionan la labor de edición de los materiales que, al menos los que afectan al siglo xviii, estamos alojando paulatinamente en Dicciocho. Portal lexicográfico del xviii (vid. Carriscondo - Carpi 2020a). Tras nuestra presentación y caracterización general de los materiales (vid. Carriscondo - Carpi 2020b), consideramos ahora oportuno abordar en esta comunicación los problemas fundamentales a que nos estamos enfrentando en dicha labor de edición. Las dos primeras características apuntadas nos obligan, lógicamente, a inventariar y clasificar todo el léxico condicionado por ellas, pero también a adelantar resultados en estudios parciales. Igualmente, el carácter filológico obliga a detenernos en los cientos de obras que sirvieron de fuentes y testimonio de uso de las voces implicadas.