El trabajo recoge reflexiones acerca de la expresión, cada vez más frecuentemente usada, "dar voz a" o "dar la voz a". Partiendo de la etimología del verbo "dar", se abordan los matices y los significados que encierra dicha expresión. Se revela que la buena intención de dar la voz puede quedar en un acto de solidaridad o caridad, en una forma de reproducir la dominación ya existente. Se abre la vía de suprimir la expresión "dar voz a" por otras formas que remitan a la participación, al reconocimiento y a la presentación de quienes tienen voz, pero que ni pueden hablar ni son escuchados. La escucha se presenta como un acto de reconocimiento, un acto ético-político y un acto de emancipación.