En esta tesis doctoral se abarca el problema que suscita la intervención del Estado en el seno de aquellas familias desestructuradas en las que los hijos menores sufren de carencias materiales o afectivas. El enfoque tradicional sugiere la bondad de la adopción como medida idónea para paliar estas graves deficiencias. Sin embargo, el análisis de la casuística que se da en España, así como la experiencia sufrida en los Estados Unidos en las últimas décadas nos llevan a una conclusión distinta. En primer lugar se analizan los distintos frentes abiertos: Por un lado la descoordinación muchas veces existente entre las decisiones judiciales y las de la Administración que convierten al menor en un nómada que deambula de familia en familia sufriendo los errores ajenos. Igualmente en ocasiones sorprende la facilidad con la que se ha decidido separar al menor de su familia biológica y como una vez separado, todos los elementos parecen aliarse para que el menor no pueda volver con su familia de origen. Es por todo ello que puede concluirse que algo está fallando en el sistema cuando encontramos centros de acogimientos repletos, familias adoptivas que tardan años en recibir al menor y padres biológicos que se sienten arbitrariamente maltratado. Debería interpretarse el interés superior del menor en el sentido de hacer siempre prevalecer su derecho a volver con su familia biológica en cuanto se dieran las circunstancias idóneas pues la mayoría de los padres son recuperables. Al respecto, será necesario calcular cual es el margen del riesgo de desprotección que un menor pueda tolerar. Respecto a la adopción entendemos que es una medida extrema a adoptar cuando no sea posible la reunificación familiar. Finalmente se propone igualmente la mediación familiar como el mejor método para poder conciliar los intereses de los padres de acogimiento y los biológicos.