Introducción
El consumo de drogas, las conductas autolesivas o la conducción temeraria son comportamientos arriesgados relacionados con las principales causas de muerte externa. Aunque este tipo de comportamientos se asocia principalmente a la adolescencia, algunas conductas de riesgo pueden tener su mayor expresión e intensidad en etapas posteriores, como la juventud y/o adultez. Además, si bien los hombres tienden a llevar a cabo con mayor frecuencia comportamientos arriesgados, las mujeres también pueden participar en algunas de estas conductas en igual o mayor medida.
Objetivos
Analizar las diferencias en conductas de riesgo entre adolescentes, jóvenes y adultos, y en función del género.
Método
1625 Participantes (861 mujeres) con edad media M=18.22 (SD=3.90) Expresaron su nivel de participación en una variedad de conductas de riesgo agrupadas en seis dominios de riesgo a través del “Risky Behavior Questionnaire”. Se llevó a cabo un MANOVA, introduciendo grupo de edad (adolescencia, 14-17 años; juventud, 18-25 años; y adultez, 26-30 años) y género (hombre y mujer) como variables independientes, y los dominios de conductas de riesgo como variables dependientes.
Resultados
Se produjo un efecto principal multivariado en función del grupo de edad (Traza de Pillai =.21, F= 30.991, P<.001, η2=.103), Así como en función del género (Traza de Pillai =.05, F= 13.264, P<.001, η2=.047). La interacción entre el grupo de edad y el género también mostró efectos significativos (Traza de Pillai=.021, F=2.924, P<.001, η2=.011).
Conclusión
Los resultados del presente estudio demuestran que distintos tipos de conductas arriesgadas pueden tener su mayor intensidad en diferentes etapas del desarrollo. Además, las mujeres pueden participar en determinados comportamientos arriesgados en mayor medida que los hombres. A nivel práctico, estos resultados nos permiten establecer grupos prioritarios de intervención basados en la edad y el género.