El informe elaborado, en la década de los 60, por expertos del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) sobre la investigación agraria en nuestro país, puso de manifiesto la existencia de graves deficiencias. La firma del convenio INIA-BIRF permitió abordar la modernización de las infraestructuras, así como la formación de personal investigador en distintas especialidades, incluida la de cultivo in vitro (Navarro, L. y Tortosa, E. 2007. Arbor, Ciencia, Pensamiento y Cultura, Vol. CLXXXIII, 727, 655-668). A continuación, se explica la evolución de los trabajos in vitro en tres especies de interés hortofrutícola, fresa, olivo y aguacate, para su uso en mejora (véanse Ric-Varas etal. La fresa, pp. 418-439; Rugini et al. El olivo, pp. 343-376; Pliego-Alfaro et al. El aguacate, pp. 258-281, en: Biotechnology of Fruit and Nut Crops, 2020, 2nd Edition, R.E. Litz, F. Pliego-Alfaro and J.I. Hormaza, eds., CABI International, Wallingford). En fresa, mediante la transformación vía A. tumefaciens, se ha avanzado en el conocimiento de los genes implicados en el reblandecimiento del fruto mientras que la regeneración de plantas a partir de protoplastos permite abordar con optimismo nuevos retos en la edición genética. En olivo, la disponibilidad de técnicas eficientes de regeneración mediante embriogénesis somática junto a la transformación vía A. tumefaciens, está permitiendo profundizar en las bases moleculares de la resistencia a patógenos fúngicos, inducción floral y contenido en volátiles. En aguacate, la técnica de micropropagación solo se ha usado con éxito en algunos genotipos tolerantes a R. necatrix, en el programa de mejora del IFAPA-Málaga. Por otra parte, las tecnologías de regeneración y transformación disponibles necesitan ser optimizadas para su uso en material adulto.