Mediante este proyecto de fin de grado, pretendo reflexionar entorno a la idea de que el paisaje es una construcción mental, gracias a su carácter cambiante y nuestro propio paso por el mismo. Son la historia y nuestro caminar los fundamentos principales entorno a esta teoría. De modo que dada la multiplicidad con la que cuenta el paisaje, y poniendo en entredicho la idea asociada comúnmente al concepto de paisaje como unidad, me apropio del lenguaje cartográfico de forma irónica (pues considero que el cambio es imposible de inmortalizar) para documentar mi irrupción y experiencia en un espacio sin aparente utilidad. Un lugar salvaje.
Para ello trabajo entorno a la idea de atajo, para más tarde construir un atlas de la experiencia de modo que el trabajo físico comparta la misma naturaleza con el propio concepto paisajístico con el que trabajo. Por lo que la instalación final está compuesta por un conjunto de multiplicidades que en unidad dan pie al paisaje como experiencia.