Los cambios inducidos por el desarrollo turístico parecen tener consecuencias en una doble escala. Por
un lado se está produciendo una diversificación de actividades económicas que impulsan nuevos
desarrollos urbanísticos, provocando en ocasiones el abandono físico del hábitat tradicional. Por otro
lado, está propiciando la aparición de nuevas arquitecturas ligadas a esta actividad, que están generando
un nuevo imaginario colectivo y una resignificación de los elementos materiales, constructivos y
decorativos originales. Atendiendo a esta última escala, en la arquitectura se están empleando recursos
formales descontextualizados o carentes de significado que muestran una nueva y falsa identidad. Un
nuevo escenario de reciente creación que parece indicar una apropiación impostada de determinados
símbolos e iconos culturales, listos para ser consumidos por un turista poco exigente.