El despoblamiento rural es un problema actual cuya tendencia persiste, no sólo por la permanencia de flujos del éxodo rural más o menos contenidos, sino especialmente porque el modelo de movilidad natural actual constituye un factor de riesgo para las pequeñas poblaciones muy vulnerables por los efectos de una trayectoria de emigración y declive prolongados. Bajo este prisma se analiza la población de Málaga (Andalucía), con el objetivo de determinar la debilidad demográfica de muchos núcleos rurales, a pesar de que esta provincia mantiene una trayectoria de crecimiento importante que la aleja de la situación de otras zonas españolas.