La investigación se realizó en el marco de un Proyecto de Innovación Educativa (en adelante, PIE) reconocido por el Vicerrectorado de Personal Docente e Investigador en su convocatoria 2019-2021, que plantea el diseño, implementación y evaluación de actividades en inglés en asignaturas ordinarias que se imparten en español. De los resultados se desprende que los participantes estiman que su nivel de producción oral es más bajo que en el resto de las destrezas (más de un 35% del alumnado piensa que tiene un nivel “por debajo” o “muy por debajo” de la media). Además, también se aprecia que el nivel de confianza en su capacidad en el uso del inglés para tareas académicas es, de media, sorprendentemente bajo, especialmente en las que requieren uso oral del idioma en tareas de producción, tales como presentaciones o debates en clase. Asimismo, de los datos se desprende que los estudiantes estiman, en general, que el impacto de no saber inglés va a ser negativo en su vida y en sus perspectivas laborales, y que una de las motivaciones principales para estudiar inglés es, precisamente, porque en algún momento puede resultar útil para encontrar un buen trabajo. No obstante, alrededor del 35% de la muestra no considera que saber inglés sea una competencia necesaria para considerarse bien formado. Alrededor de una tercera parte de los encuestados afirma no estar motivado para aprender inglés a pesar de que alrededor del 20% piensa que las cosas que quiere hacer en el futuro requieren usar el inglés. El 70% no está satisfecho con su nivel de inglés y alrededor del 85% afirma que estaría dispuesto a realizar un gran esfuerzo para aprenderlo.