Ser guía o acompañante se ha convertido en un cliché en el mundo educativo, también en las clases de formación del profesorado. Sin embargo, el mero hecho de proponernos como maestras y maestros un lugar mediador no resuelve sin más la situación. Se hace preciso explorar esa idea de mediación e ir dando forma a un lugar propio en la enseñanza. En este texto, el autor se detiene en un aspecto concreto: si enseñar quiere decir mostrar y no adoctrinar, ¿la función de una maestra o de un maestro consiste en “mostrar todas las posibilidades”, o en abrir la posibilidad de “pensar en las posibilidades”?