Es a partir de la duda, la insatisfacción o la falta desde donde nos animaremos a probar algo diferente. Es a partir de sentir que no estamos contentos con determinada práctica, actitud o criterio, desde donde nos movilizaremos para procurar mejorar. Por eso hay que incorporar el mirar de vez en cuando lo que no tenemos claro. Eso indica que no hay anquilosamiento, pasividad, ni apatía, sino permeabilidad, apertura, deseo y disposición a buscar nuevas sendas. O sea, señas de vida, de avance, de movimiento, de latido.