Los estudiantes son capaces y su potencial de aprendizaje es ilimitado, aunque hay claras diferencias entre los distintos alumnos. De ahí que el profesorado actúe apoyando, guiando, motivando y dinamizando el proceso de enseñanza/aprendizaje y de ahí las enormes posibilidades que ofrece el uso de las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC). Las TIC presentan ventajas tales como: Generar contextos de aprendizaje diferentes centrados en el alumnado; ofrecer diversas modalidades de interacción permitiendo manejar distintas opciones y grado de control sobre su proceso de aprendizaje; promover el desarrollo de actividades de aprendizaje autónomo y colaborativo desarrollando una mayor autonomía de trabajo y facilitar un aprendizaje autorregulado en sintonía con sus intereses personales, promoviendo situaciones más activas de aprendizaje así como un feedback más efectivo (Área, 2005; Fernández, 2001; García-Valcárcel, 2001).