El alto nivel de desempleo es uno de los principales problemas económicos de España, con una situación notablemente peor en los últimos años que en otros países desarrollados. En septiembre de 2017, según datos de Eurostat, la tasa de paro española destacaba en el contexto europeo con un 16,5%, muy por encima de la media del 7,9%, y sólo por debajo de la de Grecia. Pese a la evolución positiva tras el máximo del 27% en 2013, la economía sigue lejos de la situación de 2007, antes del comienzo de la crisis, en la que una tasa de paro del 8,2% se situaba apenas un punto por encima de la media europea. Las diferencias, sin embargo, son menores si se mide el rendimiento del mercado de trabajo mediante la tasa de empleo, que a mediados de 2017 era en España de un 61,1%, frente a una media del 66,7%.
Estos datos llevan a plantearse si esta elevada tasa de paro responde a dificultades generalizadas para encontrar empleo para todos los trabajadores por igual, o si bien existen diferencias entre distintos grupos, en función de características socioeconómicas como el nivel educativo, el género o la edad de los activos, entre otras. El presente trabajo utiliza datos de la EPA desde 2005 hasta 2017 para analizar cómo las características individuales de los trabajadores afectan a la probabilidad de que estén parados frente a ocupados, y cómo tales efectos han evolucionado desde el comienzo de la crisis. Los resultados permiten identificar los grupos con mayores problemas de desempleo y qué colectivos han encontrado mayores dificultades relativas para acceder al empleo en los últimos años.