En 1990 llevé a cabo una campaña de trabajo de campo entre comunidades indígenas de la republica de México, buscando la pervivencia de rituales festivos de origen hispánico. Destaca en ellos la figura del Apóstol Santiago, normalmente asociado a su caballo, y en este ensayo investigo la evolución de su presencia festivo-religiosa, así como la relevancia de las danzas en las que se enfrenta al rey Pilatos. Para ubicarlo en la cultura implantada en el imperio, rastreo la existencia de rituales del Apóstol en la metrópoli, y finalizo con el estudio de los enigmáticos tastoanes de Jalisco, a los que someto a un análisis histórico-formal en la línea carobarojiana, que aboca a una propuesta interpretativa.