La Educación Inclusiva necesita para su implantación una intervención integrada de profesores, familiares, asociaciones y demás agentes implicados, resaltando la eliminación de obstáculos y la importancia de las necesidades de las personas con diversidad funcional. Se marca el énfasis en el respeto a la diversidad y son necesarios cambios que promuevan el desarrollo de los alumnos y contribuyan a optimizar su aprendizaje (Arnaiz, Escarbajal, Guirao, & Martínez, 2016). Los niños con déficit auditivo requieren unas condiciones académicas particulares y la puesta en marcha de medidas adaptadas (Domínguez (2009). El maestro de Audición y Lenguaje se encarga de procurar su desarrollo del lenguaje oral y escrito, pero es habitual la constatación de sus niveles inferiores en la comprensión de la lectura en los diferentes ciclos educativos y la necesidad de optimizar una instrucción transversal e inmersa en el currículo.Parece ser que el principal problema de los alumnos sordos es que no consiguen alcanzar mecanismos de autorregulación eficaces(Vaughn & Linan-Thompson, 2004). La enseñanza centrada en la conciencia fonológica y los métodos directivos han limitado las posibilidades de trabajo en otro tipo de habilidades decisivas en la comprensión (reconocimiento léxico, análisis sintáctico, semántico, estrategias de lectura autónoma...) Se suelen destacar, como técnicas fundamentales, la enseñanza explícita de estrategias básicas en pasos, el aprendizaje de las estructuras textuales, las actividades de lectura dirigida, la mejora de los conocimientos previos y la selección de materiales adecuados (Luckner & Handley, 2008). Otros estudios recientes han demostrado los beneficios directos y preventivos de un programa de intervención adaptado al alumnado sordo, desde edades tempranas (Lederberg, Miller, Easterbrooks & Connor (2014) y el impacto altamente positivo de las TIC en el aprendizaje de habilidades de comprensión lectora (Rincón-Bustos et al., 2015).