Este libro incide en una dicotomía que pareciera insalvable y que asumimos como algo normal: el medio ambiente no es determinante en la planificación del desarrollo y mucho menos en el urbanismo. En referencia a este último aspecto, se pone de relieve la fiebre constructora, la urbanización extensiva e intensiva que parece haberse apoderado de la Costa, siguiendo una pauta similar a los ciclos especulativos de los productos agrarios (la pasa, la caña de azúcar, etc.). La construcción y venta de suelo es el último ciclo que ha llegado a este territorio.