Hasta hace pocos años, se ha considerado que la solución final de la confusión de sibilantes de la Edad Media era una reducción a un único fonema interdental (ceceo) en Málaga (Penny 2014: 125). No obstante, a partir de la segunda mitad del siglo XX se observa una recuperación de la distinción de las coronales entre los hablantes urbanos instruidos de Andalucía oriental (Ávila Muñoz 1994; Cuevas Molina 2001; Lasarte Cervantes 2012; Villena y Vida 2012; Moya y Sosinski 2015). Se han propuesto dos motivos para esta reversión. La primera, basada en el principio de Garde (1961), defiende que esta fusión nunca llegó a completarse, y la segunda parte de la idea de que sí se completó y han sido factores extralingüísticos y sociales los que han permitido la escisión. Tras haber analizado los parámetros acústicos de las fricativas coronales de doce hombres de diferente nivel educacional y edad, se ha comprobado que no hay variación significativa de parámetros en función de la grafía en los hablantes perceptivamente no distinguidores.