La incidencia del ictus en España es de 186,9 casos por cada 100.000 habitantes al año, de forma que se produce un nuevo caso de ictus cada seis minutos.
La mayoría de las personas que sufren un ictus sobreviven al mismo pero padecen déficits cognitivos y neurológicos, déficits de comunicación y déficits motores. Estos últimos, provocados principalmente por la hemiparesia, causan una serie de secuelas que repercuten en la funcionalidad del paciente, ya que afectan directamente al control postural, el equilibrio, la movilidad y la marcha
Debido a la gran relación existente entre la funcionalidad y el desempeño de las actividades de la vida diaria, se entiende fundamental la valoración de dichas capacidades mediante test funcionales con contrastada fiabilidad, validez y sensibilidad.
El desempeño de las ocupaciones de la vida diaria es fundamental para dar sentido y orden a la vida de las personas. Cuando una persona sufre un ictus, este afecta directamente al desempeño de las ocupaciones, provocando, por tanto, disfunciones severas en sus roles y rutinas. Por ello, es necesaria la perspectiva de la terapia ocupacional en el proceso rehabilitador, la cual debe ser componente esencial en la rehcuperación de estos pacientes.
Los objetivos generales de esta tesis son: evaluar el equilibrio estático, semiestático y dinámico, y la funcionalidad de los miembros inferiores de las personas que han sufrido un ictus, a través de la parametrización de test funcionales mediante el uso de sensores inerciales y smartphones. Así como, evaluar la efectividad de una intervención educativa llevada a cabo en el domicilio de personas en fase aguda de ictus desde el enfoque de la terapia ocupacional.