Los continuos avances y descubrimientos que se producen en nuestra sociedad, así como las decisiones diarias que tomamos y los modos de actuar, pensar y reaccionar ante los problemas cotidianos, dependen de procesos de pensamiento creativo, por lo que la demanda de personas creativas es cada vez mayor.
Los niños son creativos por naturaleza, pero su pasmosa capacidad para imaginar, inventar, relacionar, transformar, destruir y construir requiere de docentes pacientes, tolerantes y abiertos que se preocupen por estimular, permitir la libre expresión y hacer que los niños aprendan a pensar.
En vista de lo mencionado, el presente estudio tuvo como objetivo incrementar la capacidad creativa del alumnado, centrándose en los procesos psicomotores que favorecen la creatividad y el pensamiento divergente. Se realizó una intervención basada en actividades motoras en la que participaron un total de 24 alumnos y alumnas de entre cuatro y cinco años, pertenecientes a un colegio público de la provincia de Málaga y se procedió a evaluar los niveles previos y posteriores de creatividad que mostraban.
Nuestros resultados sugieren que la etapa de Educación Infantil supone un periodo crítico para el desarrollo creativo y que las sesiones de psicomotricidad ayudan a contrarrestar algunas prácticas docentes que censuran la creatividad y provocan en el alumnado una cierta involución difícilmente recuperable en el futuro, gracias a que nos proporcionan estrategias específicas que ayudan a evitar su extinción.