La depresión es uno de los problemas de salud que más sufrimiento causa a nivel mundial. Este trastorno es altamente prevalente e incidente tanto en la comunidad como en la atención primaria y está asociado a otras enfermedades físicas y mentales. Esto hace que empeore su curso así como su pronóstico y provoca un aumento en las tasas de mortalidad. En los últimos años, este problema se ha convertido en una de las prioridades de salud pública. Actualmente existen tratamientos eficaces para la depresión; sin embargo, estos sólo consiguen reducir un 20-30% la carga de enfermedad que la depresión provoca. Por eso, se ha planteado que una estrategia útil para reducir esta carga de enfermedad sería impedir que los episodios depresivos comenzaran. Una forma de conseguirlo es mediante la prevención primaria. Un espacio ideal para llevar a cabo esta estrategia preventiva es la atención primaria, ya que un gran número de personas no deprimidas pero con factores de riesgo de depresión pasan por sus consultas. Además, en la atención primaria, por su propia organización e idiosincrasia, también es posible implementar estrategias proactivas y comunitarias de promoción de la salud mental en general y de prevención de la depresión en particular.