El desempleo es uno de los principales problemas de la economía Española, con una evolución del mercado de trabajo notablemente peor en los últimos años que en el resto de países comparables. La tasa de paro española destaca con un 17%, muy por encima de la media europea del 7,6%, y sólo por debajo de Grecia (Eurostat, datos para agosto de 2017). Pese a una evolución reciente positiva tras el máximo del 26% en 2013, la economía sigue lejos de la situación previa de 2007, antes del comienzo de la crisis, en la que el paro bajó hasta el 8,2% y se situaba apenas un punto por encima de la media Europea. Este anormal nivel de desempleo no se traduce en una diferencia tan acusada en cuanto a la tasa de empleo, que en España era a mitad de 2017 de un 61,1%, frente a una media del 66,7% en la UE.
En este contexto, es interesante estudiar hasta qué punto las anormalmente altas tasas de paro en España responden a dificultades generalizadas para encontrar empleo para todos los trabajadores por igual, o si bien existen diferencias entre distintos grupos, de acuerdo a características como el nivel educativo, el género o la edad, entre otras. El presente trabajo analiza cómo las características individuales de los trabajadores afectan a la probabilidad de que estén parados frente a ocupados, y cómo tales efectos han evolucionado desde el comienzo de la crisis en 2008. Para ello, utilizamos datos de la EPA desde 2005 hasta 2012 para estimar modelos logit en los que la variable dependiente es un indicador de desempleo (frente a ocupación), estudiando la evolución de los resultados obtenidos en los distintos trimestres durante los últimos años. Los resultados permitirán identificar los grupos con mayores problemas de desempleo y qué colectivos han encontrado mayores dificultades relativas para acceder al empleo en los últimos años.