La iglesia fortaleza de Nuestra Señora de la Encarnación fue uno de los principales baluartes defensivos del siglo XVI en la costa granadina, tanto en su escala territorial y urbana como en la constructiva, ya que debía proteger la vega, la costa y el camino de acceso a Granada. La pacificación del territorio y su transformación en Colegiata en el s. XVIII desfigura su configuración inicial por las continuas ampliaciones. Tras la Guerra Civil, la iglesia es restaurada y se eliminan numerosos añadidos barrocos, recuperando su imagen defensiva inicial. El proyecto de rehabilitación del espacio público circundante propone una metodología de trabajo que pretende mostrar la evolución histórica de la iglesia. Para ello establece tres niveles de intervención: el valor simbólico-conceptual de su diseño, la reconstrucción material de elementos defensivos singulares y la difusión del proceso.