La tolerancia es entendida de diversas maneras. A veces se identifica con la simpatía por lo cultural o socialmente distinto. Otras veces nos encontramos con quienes la consideran fuera de lugar en un Estado de derecho, por la condescendencia que supuestamente incorpora y que resultaría incompatible con un régimen de iguales derechos ciudadanos. De hecho, hay razones históricas y hasta etimológicas para asociar la tolerancia con lidiar con alguna dificultad. Sin embargo, para servir como ideal democrático, la tolerancia debe formularse de manera que no se reconozca mayor mérito cívico a quien tolere más por sobreponerse a mayores prejuicios.
Esta ponencia aborda el reto que supone delimitar conceptualmente la tolerancia en cuanto valor y virtud cívica.