La epilepsia es una de las enfermedades neurológicas más frecuentes y puede producir una discapacitación personal y social importante. Su espectro sindrómico se debe a una alteración fisiopatológica dinámica de circuitos o redes neuronales cerebrales apareciendo, no solamente manifestaciones de crisis epilépticas sino, con frecuencia, de manera dual, también alteraciones neuropsicológicas. La depresión y la ansiedad aparecen conjuntamente de manera comórbida con la epilepsia asociando sus síntomas a ella, complicando su curso y empeorando la calidad de vida de estos pacientes. Su presencia está infradiagnosticada y no perfectamente aclarada su vinculación al tipo de crisis, su frecuencia y gravedad.
Objetivos
En nuestro estudio hemos constatado la presencia de depresión y ansiedad en pacientes epilépticos y su repercusión en cuanto a la calidad de vida, valorando: la etiología de la epilepsia, el grado de control o farmacorresistencia de la misma, los tipos de crisis, la focalización en cuanto a localización y lateralidad, el tiempo de evolución, frecuencia de crisis y cantidad de fármacos antiepilépticos tomados.
Material y Métodos
Se trata de un estudio observacional, descriptivo y transversal que se realizó de manera prospectiva en 403 pacientes epilépticos adultos en seguimiento ambulatorio en el servicio de Neurología del hospital universitario Virgen de la Victoria de Málaga, elegidos aleatoriamente de manera sucesiva en un periodo entre 2013 y 2014. La valoración y clasificación de la epilepsia se hizo en base a la clínica, estudios de videoelectroencefalografía y de neuroimagen. Para la valoración de la sintomatología depresiva se utilizó el inventario de depresión de Beck - II (BDI - II); para la valoración de la ansiedad el inventario de STAI para rasgo y estado ( STAI-R y STAI-E); para la valoración de la calidad de vida el cuestionario SEALS (Side effect and life satisfaction inventory).
Resultados - Conclusiones
Se apreció sintomatología depresiva en más de la cuarta parte del total de pacientes epilépticos (26,3%), lo que supone el doble de lo apreciado en la población general. La ansiedad estado y rasgo se observó en el 40,2 y 40,9% respectivamente, lo que significa 4 veces más que la población general. La calidad de vida fue, en general, adecuada globalmente, salvo el índice de preocupación e incertidumbre que fue mas elevado.
La presencia de ansiedad y depresión se asoció con un empeoramiento significativo de la calidad de vida de manera global y en todas las submodalidades de cognición, disforia, astenia, carácter y preocupación.
La farmacorresistencia fue el principal factor de riesgo para la presencia de depresión y ansiedad, influyendo significativamente en una peor calidad de vida. El mayor número de crisis, la mayor frecuencia de las mismas y el mayor número de fármacos antiepilépticos tomados fueron los principales cofactores de riesgo, independientemente de la localización y tipo de las crisis epilépticas.
Respecto a la etiología, los pacientes con epilepsias sintomáticas y posiblemente sintomáticas son los mayormente farmacorresistentes (59% y 48% respectivamente) y, por ello también, con más probabilidad de depresión y ansiedad.
Los pacientes con epilepsias idiopáticas, en los suele haber una buen control farmacológico de las crisis (89%), tienen una mayor tendencia depresiva solamente los de mas larga evolución , asociándose también en ellos una menor calidad de vida, en especial en cuanto a sintomatología disfórica interictal.
La ansiedad y la depresión son, tras el control de las crisis, la principal influencia desfavorable en cuanto a la calidad de vida en los pacientes epilépticos, estando íntimamente interrelacionado con el grado de severidad de la farmacorresistencia y frecuencia de crisis. Es importante, al valorar este tipo de pacientes, el reconocimiento de dichas alteraciones psicopatológicas y el tratamiento conjunto de las mismas junto con el de las crisis epilépticas, dado que representa una influencia de posible comorbilidad dual interactiva.