En el capítulo 16 de la Vida de Pericles Plutarco, para censurar que el político ateniense se desentendía de sus amigos ocupado por sus numerosas obligaciones de gobierno, cuenta una anécdota que sólo conocemos por él y que, además de esa crítica a propósito de los amigos, nos denuncia el contraste entre el βίος πρακτικός representado en esta ocasión por Pericles y el βίος θεωρητικός, propio del sabio, que a diferencia de aquél cuenta con la σχολή y que está representado aquí por Anaxágoras. Esta anécdota nos da pie (además de entender que va muy bien con el pensamiento de Plutarco y que probablemente tuviera una intención referida a su posición con los amigos del Imperio) para revisar de nuevo las relaciones entre el sabio y el político en esta Vida y la función biográfica que tiene la larga referencia a Anaxágoras en los capítulos iniciales de este libro en relación con la personalidad ética, política y filosófica que se nos quiere presentar de Pericles.