A partir de la revisión del discurso de política exterior y las prácticas de diplomacia pública apuntaladas durante la gestión gubernativa del extinto presidente Hugo Chávez entre los años 1999 y 2013, se analizan las identidades y la comunicación del gobierno de la República Bolivariana de Venezuela pivotada sobre la proyección regional del modelo político del Socialismo del Siglo XXI. Para ello, se apela al concepto del Brand State (van Ham, 2001), examinado al tamiz de los instrumentos del hard power (recursos económico-petroleros), del soft power (recursos político-ideológicos) y del social power (recursos para la cooperación social), con resolución en una lógica comunicacional de triple riel: 1) La vertiente “pragmática”, léase los canales tradicionales para las relaciones Estado-Estado; 2) La vertiente “desde abajo”, vale decir las relaciones Estado-ciudadanos de cara a “cautivar su corazón y sus mentes” en función del patrocinio de los valores de la sociedad socialista con el apoyo activo de grupos de izquierda y movimientos sociales solidarios con la Revolución Bolivariana; y 3) La vertiente “opinática”, articulada, por un lado, en la producción y la gestión informativa a través de plataformas alternativas de medios de comunicación social, siendo particularmente emblemática la cadena panlatinoamericana TeleSur, y, por el otro, en la motorización de los vínculos del Estado venezolano con personalidades extranjeras del ámbito político, social, académico y religioso merced los buenos oficios de la Venezuelan Information Office (VIO) vía Relaciones Públicas, cuando no del Lobby o Cabildeo. En este sentido, a tenor de un método construccionista que involucra una incursión de tipo documental guiada por un hilo contextual-historiográfico combinada con análisis de contenido de noticias de la sala de prensa alojada en la página web de la Cancillería de Venezuela y entrevistas a expertos en Identidad-Imagen País, Diplomacia Pública, Comunicación Gubernamental y Relaciones Públicas Internacionales, el estudio privilegia un abordaje instalado en el escaño anterior a la política exterior, a saber el plano de la política doméstica, en tanto encarnación del locus en el que se definen las identidades, los intereses y los comportamientos que los actores ponen en juego en la arena internacional (Dufour, 2009).