Para conseguir el sueño de la copia infinita, de la reproducción rápida y fiel para una inmensa mayoría de público, los pioneros de la imagen no tuvieron mejor aliado que la tradición. El grano irregular del aguatinta, técnica para crear en el grabado los tonos de la pintura, fue el concepto que copió la trama del primer fotograbado, la aportación de la técnica del siglo XIX a la vieja aspiración, que ha sido a su vez el paradigma de nuestro mundo actual de píxeles, digitalizado y virtual, que sigue compartiendo ese antiguo deseo humano de la reproducción de las imágenes en el siglo XXI. El artista quiso en esos momentos iniciales crear su obra con la nueva tecnología y sus ancestrales ideas.