La variación lingüística es una característica permanente de la interacción social, ya que la lengua es un producto humano y como tal está sujeta a la cambiante conducta de los miembros de la comunidad. Esta propiedad de las lenguas naturales puede ser analizada desde las perspectivas de la traducción, de la enseñanza de idiomas extranjeros y de la dialectología. Los lingüistas y dialectólogos han concentrado sus esfuerzos en la tercera alternativa, inicialmente con objetivos descriptivos, seguidos de formulaciones teóricas en busca de explicaciones de esa conducta y finalmente en la actualidad, con plena aceptación del indisoluble binomio lengua-sociedad. Sin embargo, la esencia de la sociedad es la comunicación en marcos culturales definidos en gran medida por las diferentes lenguas naturales y la traducción es un importante medio de comunicación entre esos marcos y sus productos. Como las lenguas son el soporte de las identidades nacionales, cada pueblo percibe su perfil identitario como inmutable, el trabajo del traductor ha sido calificado por filósofos y otros grandes pensadores, como prácticamente imposible o al menos solo como una aproximación poco fiable. El traductor es el vínculo entre emisor y receptor si se trata de discurso oral y entre autor y lector si es discurso escrito. En ambos casos, es un vínculo entre mundos lingüísticos diferentes y examinaremos su naturaleza en busca de respuesta a múltiples interrogantes, entre ellas, la cuestión formulada claramente por primera vez hace un par de siglos por Schleiermacher (1815) en torno de a quién debe favorecer el traductor ¿al autor o al lector? Este dilema se plantea claramente, pero no es de fácil solución. También, analizaremos la interpretación, proceso cercano pero con diferencias interesantes.
La enseñanza de una lengua extranjera es otra tarea que se orienta a cerrar vacíos entre universos lingüísticos diferentes y como tal debe resolver la ambivalencia derivada de la variación lingüística, primero entre la lengua materna y una segunda lengua y además, considerar dos sistemas conceptuales que dan forma y sentido al universo de acuerdo a parámetros diferentes. Examinaremos este problema y daremos ejemplo de una nueva aproximación a la enseñanza del lenguaje científico, el cual - teóricamente - reduce la incomunicación por la naturaleza de sus productos. Apelaremos a principios lingüísticos y a otros de naturaleza cognitiva, visualizados desde la ventana del pensamiento griego. El ejemplo más nítido está en el “Crátilo”, uno de los Diálogos de Platón (aprox. 360 a.C.).
La tercera perspectiva de la variación lingüística es la que presenta la dialectalidad, propiedad de todas las lenguas naturales que acompañada de la socialidad las define. El mundo hispánico tiene en primer término una gran división entre el español peninsular europeo y el que desde el reino emprendedor y dinámico de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón entró al continente americano y lo convirtió en una nueva España, acompañado de numerosas lenguas autóctonas. El rápido avance de la lengua española en el Nuevo Mundo y su consolidación allí, se asemeja en cierta forma, primero a la Reconquista cristiana del territorio árabe y luego a la hispanización de las Islas Canarias. Examinaremos las características fundamentalmente fonetológicas (nuestro término para la fonética y la fonología tradicionalmente separadas) de las diversas zonas dialectales americanas, incluyendo el español de los Estados Unidos. Se hará un examen más detallado del español del Caribe hispánico por tres razones: primero, por ser parte importante de lo que se ha llamado español “Atlántico” desde Catalán (1960), segundo, porque en la isla antillana de La Española - compartida hoy día por la República Dominicana y Haití - se formó, en una mágica veintena de años, la koiné andaluzada, base del español americano que entró al continente por Macuro, en lo que actualmente es Venezuela. Finalmente, Venezuela, país caribeño - y también andino - presenta una situación anómala con respecto a la mayoría de las áreas hispanohablantes tanto en América como en España y plantea una revisión de la dicotomía variedad estándar – variedades regionales y del esperado desgaste general de las segundas.