La dedicatoria al duque de Béjar de la primera parte del Quijote es en buena parte un plagio de la dedicatoria de las Anotaciones de Fernando de Herrera. La
explicación de este hecho ha supuesto siempre un problema para el cervantismo. El
nudo gordiano parece haberlo cortado Francisco Rico con la propuesta de que esa
dedicatoria la escribió alguien próximo a
Francisco de Robles y que no procede, por
tanto, de la pluma de Cervantes. Sin embargo, a pesar de la hegemonía que ejerce
Rico en los estudios literarios, su hipótesis es extraordinariamente débil.
Frente a ella, es posible argumentar que la dedicatoria es de Cervantes y que
entra en un juego muy claro con los otros preliminares: con los poemas preliminares y
con el prólogo. La comparación con otras dedicatorias de Cervantes, infinitamente más
elaboradas y, en principio, no plagiadas, no supone un cuestionamiento, pues los
textos de un autor se subordinan a sus objetivos, que pueden ser muy diversos. La
comparación con la dedicatoria de la segunda parte del Quijote, al conde de Lemos, y
el examen de los preliminares de 1615 permitirá romper el tópico de que un autor
siempre mantiene un estilo definido y reconocible a lo largo de su vida y asentará la
hipótesis de que las dos dedicatorias tienen la misma procedencia